Fue uno de los hombres más ricos de su país y hoy en día en una apartamento de tres habitaciones en una de las zonas más baratas de Los Ángeles. Conoce la verdadera historia de Jordan Belfort, el hombre que inspiró la película ‘El lobo de Wall Street’.

Belfort tiene 51 años y es un lobo retirado de los excesos que lo llevaron a la fama y a los ojos de la justicia estadounidense en los noventa. Nacido en el barrio del Bronx, Nueva York, hizo dinero fácil como corredor de bolsa, pero usando las suficientes malas artes para lavar dinero y cometer una serie de delitos financieros.

En sus mejores momentos, cuando era el amo del corral de Wall Street, Belfort presumía de ganar más de 50 millones de dólares al año. En un solo día, conseguía embolsarse algo mas de 12 millones de dólares en tres minutos.

Pero sus excesos llamaron la atención del FBI, esos a los que despachó una vez tirándoles billetes. Fue imputado en 1*998 por estafa y blanqueo de dinero*. Belfort reconoció los cargos y se mostró dispuesto a colaborar con el FBI. Solo pasó 22 meses en prisión, pero fue condenado a devolver 100 millones de dólares a los accionistas a los que había estafado. Todavía está pagando parte de la deuda.

La revista Time indagó en el personaje creado por Scorsese y el Belfort de la vida real. En una lista de verdades y mentiras, confirmó que las drogas, las prostitutas y el descontrol eran verdad, aunque quizás el director de cine abusó de su licencia creativa.

Este hombre escribió sus memorias y entre los años 2009 y 2013, ganó cerca de US$2 millones por la venta de sus libros y otros US$24.000 por conferencias.

Sus dos libros de memorias (‘The Wolf of Wall Street’ y ‘Catching the Wolf of Wall Street’) han sido traducidos a 18 idiomas y publicados en más de 40 países.

Belfort vive ahora en un hogar modesto, un piso de tres habitaciones en un área relativamente barata de Los Ángeles, y de los viejos tiempos solo conserva un reloj Bulgari de 9 mil libras y el cuadro que tenía en el dormitorio de su antiguo yate.

Fuente: Agencias