Cuando Ronald Reagan llegó a la Casa Blanca, en 1981, EE.UU. sufría el “síndrome de Vietnam” y mientras Nicaragua se inclinaba hacia la izquierda, decidió apoyar a la “contra” nicaragüense, la oposición armada a los sandinistas.

Por ello, en abril de 1984, Nicaragua demandó a Estados Unidos ante La Haya, por “entrenar, armar, equipar, financiar y abastecer a las fuerzas de la contra” y “alentar, apoyar y ayudar en la ejecución de actividades militares y paramilitares” en territorio nicaragüense.

Asimismo, el gobierno sandinista le exigió a la administración estadounidense “indemnizar a Nicaragua por todos los daños causados”. Estados Unidos no presentó defensa, porque consideró que La Haya no era un tribunal competente.

Nicaragua recurrió a la máxima instancia de la ONU: el Consejo de Seguridad. Pero ahí, Estados Unidos utilizó su poder de veto. Luego, Managua llevó el asunto a la Asamblea General y ese organismo le recomendó a EE.UU. pagar una indemnización.

Finalmente, en junio de 1986, la corte falló a favor de Nicaragua, pero no alcanzó a determinar el monto de la indemnización. Tras el fallo, EE.UU. decidió retirar su declaración de aceptar la jurisdicción obligatoria de esa instancia.

Fuente: La Tercera de Chile