A pesar de que los gatos son capaces de reconocer las voces de sus dueños, eligen ignorarlos, según lo revele un último estudio de la Universidad de Japón.

El motivo de esta llamativa “infidelidad” que suele esfumarse a la hora de reclamar comida, se remota a la autodomesticación de la especie a través de miles de años.

El estudio realizado por Atsuko Saito y Kazutaka Shinozuka, analizó a 20 gatos en sus propios hogares. A estos los estimularon mezclando las voces de tres extraños con la de sus dueños, todos ellos llamándolos por sus nombres y fuera de su vista.

Asimismo estudiaron sus respuestas en cada caso, tomando en cuenta factores como los movimientos en sus patas y en sus cabezas, los maullidos, la dilatación de sus ojos y los desplazamientos a través del lugar.

Al escuchar sus nombres, los gatos demostraron tener una “conducta de orientación”, moviendo sus cabezas y oídos para saber desde dónde llegaba el estímulo, y aunque tuvieron mayor respuesta a la voz de sus dueños que a la de los extraños, en ningún caso se movieron de su lugar, según Infobae.

“Esto demuestra que los gatos no responden de manera activa con conductas comunicativas hacia sus dueños cuando estos los llaman sin ser vistos, aun cuando pueden distinguir a las personas que conocen de los extraños”, concluye Shinozuka, difenciando las actitudes de los gatos con los fieles perros.