A continuación les presentamos algunas de las locuras cometidas por amor en diferentes épocas de la historia:

Declararle la guerra a su propio padre

En 1355, el que sería el rey Pedro I de Portugal se enamoró de Inés, dama de compañía de su esposa, Constanza, y se casó con ella en secreto. Para evitar que la muchacha fuera coronada, el padre de Pedro, Alfonso IV, ordenó asesinarla. Al enterarse de cómo había muerto su amada, el joven Pedro se alzó en armas contra su progenitor y la coronó, ya muerta, cuando se convirtió en monarca. El cadáver de Inés fue engalanado con vestimentas reales y sentado en el trono; todos los nobles fueron obligados a prestarle homenaje como reina de Portugal, y tuvieron que besarle la mano en señal de fidelidad y vasallaje.

Bajar al infierno

El poeta italiano Dante Alighieri escribió a principios del siglo XIV la ‘Divina Comedia’, su obra maestra, dedicada al objeto de su amor platónico, Beatrice Portinari, con la que nunca llegó a cruzar ni una palabra. En su obra, Dante atraviesa el infierno y el purgatorio buscando a su amada.

Escribir cartas diarias durante años

El escritor estadounidense Mark Twain se enamoró de su futura esposa Livy a primera vista. Pero al recibir el rechazo, él prometió escribirle una carta de amor diaria hasta que cambiara de opinión. Necesitó dos años para lograr su ‘sí’.

Abdicar al trono

Eduardo VIII de Inglaterra renunció en 1936 al trono para poder casarse con Wallis Simpson, una divorciada estadounidense. Es el único monarca en la historia de su país que ha renunciado a la corona voluntariamente.

Profanar una tumba

Carl von Cosel, médico alemán residente en Florida, estaba obsesionado con una de sus pacientes, María Helena Milagro-Hoyos, enferma de tuberculosis. Tras su muerte en 1933, robó el cadáver y vivó con el cuerpo momificado hasta 1940.

Fuente: Revista ‘Quo’