Los grandes científicos e inventores de la historia casi no tenían tiempo para dormir. Se cree que Nikola Tesla, uno de los precursores de la energía eléctrica, apenas descansaba dos horas.

Thomas Alba Edison, que patentó más de mil inventos e hizo posible la electricidad tal como la conocemos, dormía entre cuatro y cinco horas. Lo mismo que Alexander Graham Bell, el gran precursor de las telecomunicaciones modernas.

Un caso especial es el de Leonardo da Vinci, probablemente el mayor inventor de la historia de la humanidad. Él desarrolló un método muy particular de sueño: dormía siestas de 30 minutos cada cuatro horas.

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Los grandes hombres de las finanzas tampoco parecen dormir mucho. Donald Trump, magnate y dueño de la corporación que lleva su nombre, duerme apenas entre tres y cuatro horas.

La historia de los políticos es similar. Winston Churchill, el mayor estadista que tuvo el Reino Unido, que comandó al país durante la Segunda Guerra Mundial, dormía cuatro horas. Eso sí, compensaba un poco con una siesta diaria de una hora y media.

Por su parte, Barack obama, uno de los líderes más poderosos del mundo, duerme seis horas.

Fuente: Infobae.com