Es un túnel único por el lugar donde se construyó, en una longitudinal que se alinea perfectamente con el sol dos veces al año. Ocurre en los equinoccios de primavera y de otoño. Es el único túnel de España en el que, aunque sea por unos segundos, se puede tomar el sol en su interior.

Es la curiosidad que dejó la construcción de este túnel. Fue por casualidad. Tocaba atravesar un monte para abrir paso a la línea férrea que iba a conectar Zaragoza con Tortosa (Tarragona). Y la línea, a su paso por Valdealgorfa (Teruel) necesitaba un túnel.

La casualidad hizo que se trazara de oeste a este con una disposición tal que permite que, en esos equinoccios, el sol se asome durante unos instantes en plenitud por una de sus bocas y sus rayos lo crucen por completo.

Desde hace años, es el único fenómeno físico que cruza por el túnel, porque hace tiempo que los trenes dejaron de transitar por él. Cerrada la línea férrea, queda este paso que cruza el monte y que abraza el sol.