Campeón del disfraz, de la observación y la proyección de lengua, el posee además, según un estudio publicado este lunes por la revista británica Nature Physics, otro recurso de cazador muy especial: su saliva pegajosa.

El es un depredador considerado “oportunista” porque no corre detrás de los insectos como los otros lagartos. Se oculta y espera.

Disfrazado de piedra o de rama, observa a su alrededor sin moverse gracias a sus ojos independientes. Un ojo puede acechar la presa hacia adelante, mientras que el otro la vigila hacia atrás.

Cuando una mosca, una mariposa o una araña es detectada a su alcance, el camaleón proyecta su lengua a una distancia que puede alcanzar hasta dos veces el largo de su cuerpo. Todo a una fenomenal velocidad, sin precedentes entre los reptiles, pájaros o mamíferos, exceptuando la salamandra.

Gracias a su “lengua resorte”, atonta a la presa. Pero los expertos se preguntaban cómo es capaz de llevársela a la boca.

Según algunos investigadores, se trata de un fenómeno de aspiración, para otros era un mecanismo vinculado a las rugosidades de la superficie de la lengua o de la presencia de una ventosa muscular en la punta de la lengua.

¿Aspirador, velcro o ventosa? Pascal Damman, de la Universidad de Mons en Bélgica, y sus colaboradores resolvieron el enigma desarrollando un dispositivo para medir la viscosidad de la saliva y calculando el tamaño límite de sus presas gracias a un modelo.

El resultado fue concluyente: la adherencia viscosa es lo suficientemente poderosa como para explicar cómo el camaleón “pega” a su lengua insectos de hasta un tercio de su propio peso.

Tuvimos la sorpresa de constatar que la viscosidad de este fluido es muy grande – casi 1.000 veces superior a la de la saliva – cercana a la del mucus utilizado por los caracoles para desplazarse, explicó a la AFP Pascal Damman.

Cuanto más fuerte y rápido el animal proyecta su lengua, más importante es la adhesión.

Cuando la presa llega a la boca, las fuerzas que ayudaron a provocar su adherencia dejan de ejercerse y ello permite al camaleón deglutir los insectos sin morderse la lengua.

(Fuente: AFP)

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