Inicialmente la multitud que acompañaba el cortejo fúnebre se mostró en contra de que el féretro con los restos mortales de Diez Canseco se acercara demasiado a la sede del Parlamento.

Cuando el legislador Javier Bedoya tomó la palabra, algunas personas lanzaron arengas contra el Congreso, como: “Javier dignidad, Congreso inmoral”. Sin embargo, los ánimos se calmaron.

También intervinieron Rosa Mavila, Verónika Mendoza, entre otros. Tras ello, el ataúd dejó la Plaza Bolívar y se dirigió al local de la Confederación General de Trabajadores del Perú (CGTP).