Tras una prolongada sesión, el Pleno del Congreso acordó el 16 de noviembre del 2012, suspender por 90 días al congresista Javier Diez Canseco. Esa noche, el parlamentario y líder del Partido Socialista ofreció sus últimas palabras en el Hemiciclo.

“Han dinamitado mi casa, han ametrallado mi auto, han intentando secuestrar a mis hijos y aquí estoy”, dijo indignado. “Si me quieren juzgar por haber presidido la comisión investigadora de los delitos económicos y financieros, que me sancionen, me voy contento. Si me quieren juzgar por haber mandado a tres miembros del directorio del Banco Central de Reserva a la cárcel por haber colocado dinero del Perú en el BCCI, me voy contento”, indicó.

“Si me quieren sancionar por el mal uso del dólar MUC y la denuncia contra cinco ministros y por meter preso a uno de ellos, me voy contento. Si me quieren denunciar por denunciar al señor Du Bois por 400 y picos de millones de dólares que costó el salvataje al Banco Latino, me voy contento”, manifestó más adelante.

“Pero aquí, señor, no hay un pesetero, aquí hay una persona de principios”, finalizó Diez Canseco. Minutos después, los congresistas votaron por su suspensión.

Por 55 votos a favor, 31 en contra y 4 abstenciones, el Congreso aprobó el informe acusatorio de la Comisión de Ética que recomendaba sancionarlo con 90 días de suspensión por presentar un proyecto de ley que beneficiaba a sus familiares.