De esta manera, dicha instancia no le dio la razón al Perú, que exigía fijar el inicio de la frontera marítima desde el Punto Concordia y aplicar la línea equidistante.

Asimismo, determinó que no existía frontera marítima entre ambas naciones y que los acuerdos firmados en 1952 y 1954 solo servían para la pesca artesanal.

Del mismo modo, reduce la extensión de 200 a 80 millas la línea paralela, pese a que Chile planteaba lo contrario. Tras ello, pasó a determinar la delimitación de la nueva frontera.