“A pesar de que mis males, entre ellos la depresión severa, tampoco me indultan, y que me siguen aquejando de manera recurrente, no he perdido la lucidez.

Aunque parezca paradójico, mis ideas son más claras. En ese sentido, soy consciente de vivir la etapa post no indulto, pero no entendemos, mis hijos y yo, cómo el actual presidente de la República nos indujo a solicitar un indulto humanitario para luego darnos una respuesta que lo sentimos como un golpe bajo.

Desde luego, la solidaridad de la gente a nivel nacional, a través de sus mensajes y oraciones del ancho Perú, me ayudan a superar el terrible aislamiento celular y régimen de silencio que estoy sometido. Muchas gracias por este constante estímulo.

Ahora le dedico más tiempo a la pintura y mis modestos cuadros están reflejando esta nueva etapa. Son un poco raros y también a escribir mi autobiografía, algunos de cuyos acápites resumidos entregaré regularmente.

Y para empezar esta nueva etapa post no indulto, debo cerrar el ciclo preindulto con una nota breve, la memoria desde mi encierro número 12, titulada ’Leguleyada antihumanitaria’.

Su propósito no es ningún reclamo, sino un mero registro de lo acontecido”.