Un hombre holandés llamado Alwyn Wils, de 45 años, quiso realizar un interesante experimento: comprar huevos de codorniz en un supermercado e incubarlos en su casa. El resultado, sin duda, sorprendió a más de uno.

Alwyn había comprado los huevos en el mercado del barrio de Haarlem. Sin embargo, en lugar de freírlos decidió someterlos a un proceso de incubación, por lo que creó un espacio que mantenía una temperatura constante de 37,6 grados y una humedad del 46%.

Luego de 19 días, uno de los doce huevos rompió el cascarón y un polluelo de codorniz nació. Sin embargo, los otros no tuvieron la misma suerte.

Desde ese entonces, el ave se volvió una mascota muy querida en la familia de Alwyn. Incluso le pusieron un nombre: Albert.

“En Internet se dice que los huevos de supermercado no están fecundados, pero creo que tenemos que comprobar eso”, comentó Wils, quien creó un canal de YouTube en donde ha publicado unos videos resumiendo esta experiencia.