“Ratzinger venía personalmente cuando aún no había sido elegido Papa. Después, obviamente los zapatos los traen sus colaboradores. Son zapatos negros o rojos, a menudo con rasguños o consumidos por la punta”, explica Arellano.
“Aún así, al Papa se le trata como a todos los clientes. No acepta ningún favoritismo y paga como los demás”, agrega el peruano, quien refirió que “también las monjitas de (Karol) Wotjyla me traían los zapatos del Papa polaco para repararlos”.
En tanto, Adriano Stefanelli, de profesión sastre en la ciudad de Novara, es quien confecciona los zapatos rojos del Papa desde el 2003, en la época del fallecido pontífice.
Según Religionenlibertad.com, sus relaciones con el Vaticano comenzaron en 2003 cuando Stefanelli, viendo en la televisión el Vía Crucis, vio a Juan Pablo II inestable y con sufrimiento, y decidió confeccionarle un par de zapatos más cómodos.
Y posiblemente sí que lo sean, porque desde entonces ha continuado confeccionándolos también para Benedicto XVI, quien sucedió a Juan Pablo II tras su deceso en el 2005.