Mañana se celebra el Día Internacional del Gato, fecha que fue establecida por los usuarios de Internet después de la muerte de Socks, el gato de la familia del expresidente de los Estados Unidos Bill Clinton.

Este minino vivió junto a la familia presidencial entre 1993 y 2001. Al fallecer tenía unos veinte años y tuvo que ser sacrificado debido al cáncer que padecía.

Fue la hija menor de los Clinton, Chelsea, quién lo adoptó mientras su padre era el gobernador de Arkansas. Tiempo después fue elegido presidente y todos, incluido Socks, se mudaron a la Casa Blanca.

Ahí se convirtió en un ícono mediático y aunque parezca increíble, el mismo Clinton tuvo que pedirle a los paparazzis que dejaran en paz a su gato.

Sin embargo, al término de su mandato, la familia dejó a Socks al cuidado de la secretaria del expresidente, Betty Curry, ya que se había enamorado de él.

El 20 de febrero del 2009, Currie tomó la decisión de practicarle la eutanasia debido a problemas de tiroides, riñón y un cáncer a la garganta y mandíbula.