Dos hombres que viajaban por un camino rural en Rusia notaron que hacia ellos se estaba acercando a una extraña criatura.

Resultó ser un cachorro de zorro con la cabeza atascada en un tarro de cristal. El animalito pensó que tal vez las personas le podrían ayudar.

En cuanto lo liberaron, el animalito corrió hacia el bosque, aunque se giró a la distancia, algo que los hombres interpretaron como un “gracias”.