El perro Charlie jugaba con sus amigos humanos, un hombre y su hija de meses de nacida.

El hombre tenía la atención de la bebé moviendo una sonaja afelpada cuando el travieso Charlie decidió coger la sonaja con su hocico y huir con ella hacia su camita.

La bebé comienza a llorar desconsolada, “¡Charlie!”, reclama el padre. Fue como si le estuviese diciendo: “Ves lo que provocas”.

Entonces, el tierno Charlie siente culpa por hacer chillar a una linda bebé y se da cuenta que deberá trabajar duro para compensar el mal momento.

Entonces, el perro lleva a la niña toda clase de juguetes para hacerla sentir mejor y que lo perdone. Se trata de una inusual forma de pedir disculpas de un can.

Fuente: Sdpnoticias.com