Rechazado en Estados Unidos, el gigantesco homenaje a Cristóbal Colón podría terminar en un islote de Puerto Rico donde se hacían prácticas militares y donde, actualmente, no va nadie.

En 1991, el escultor ruso Zurab Tsereteli decidió esculpir una ciclópea estatua de Cristóbal Colón para conmemorar el quinto centenario de la llegada del almirante a tierras americanas.

La pieza escultórica alcanza una altura de 90 metros, lo que, agregado al peso, fue uno de variados argumentos esgrimidos por ciudades estadounidenses que no quisieron servir de residencia a la estatua.

Nueva York, Miami, Baltimore y otras ciudades adujeron también razones de costo y de espacio para rechazar el presente del escultor ruso. Al fin de cuentas, el monumento a Colón sería dos veces más alto que la Estatua de la Libertad, sin su pedestal.

Los críticos del monumento, que muestra a Colón al timón de una pequeña nave con velas infladas por el viento, se quejan de sus brazos desproporcionadamente largos, de su cabeza demasiado pequeña para el cuerpo y aseguran que la pose de saludo con una sola mano es, francamente, ridícula.

*Fuente: BBCMundo.com.