Nacido en 1968, este agricultor reveló que en pleno boom de los cultivos de coca en aquellos años, cada agricultor debía poner una cuota de 100 arrobas de hojas de coca para macerar en los pozos de la zona.

“Por 100 arrobas salían 10 kilos (de clorhidrato de cocaína) y cada kilo se vendía en mil soles”, narró mientras nos muestra una antigua poza de maceración. Incluso, los que pisaban las hojas de coca para macerar recibían 25 soles por jornal.

Tanto él como sus hermanos estuvieron inmersos en el negocio y tuvieron que soportar la aparición del sicariato y del Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA) en Tarapoto, lo cual generó una ola de violencia en la selva.

“Aparecieron la subversión y los sicarios de la mafia: si no los ayudábamos, mataban a la gente o violaban a nuestras familias. Muchos de nosotros abandonamos este terreno con muchísima pena”, contó.

Luego de muchos años, volvió a su tierra y empezó de cero. Uno de sus hermanos murió ahogado mientras llevaba froga en el río Huallaga, otro pereció a manos del MRTA y un tercero fue víctima de sicarios. El cuarto desapareció por el narcotráfico.

Por: Christian Tinoco (@josechris)