El geocientífico peruano Andrés Ruzo, quien trabaja para la National Geographic, contó la historia de cómo llegó al río hirviente que se esconde en la amazonía peruana. Sí, un río hirviente oculto entre la selva de nuestro país.

En una crónica replicada en la BBC, Andrés Ruzo señala que todo empezó con las historias que le contaba su abuelo sobre la conquista española y el afán de los extranjeros en encontrar oro.

“Él mencionaba las cosas que decían de los españoles que muchos hablaban de las bestias que hallaron en la selva y de un río que hervía”, contó. Entonces le entró la curiosidad y fue a buscarlo.

Al adentrarse en la selva cusqueña, descubrió que las aguas de aquel río mítico llamado Shanay-timpishka, que significa “hervido con el calor del Sol”, alcanzan una temperatura promedio de 86 ºC. Lo llamativo de este afluente es que lo elevado de su temperatura no tiene origen magmático ni volcánico y que inicia con una temperatura fría, luego caliente, fría, caliente, fría y caliente hasta que desemboca en otro río.

En efecto, el río fluye caliente por poco más de seis kilómetros hasta desembocar en otro afluente y es cuna y centro místico de chamanes.

El río hirviente también tiene piscinas termales y cascadas de más de 6 metros de altura… todo con agua casi hirviendo.

“Lamentablemente, la integridad de este hallazgo está en riesgo ya que los bosques de los alrededores están siendo talados por el hombre”, denunció Ruzo.