En , los pobladores de Parán (a cuatro horas de Lima) viven en la penumbra, al menos unos 60 varones, quienes sufren de una ceguera hereditaria producida por la retinitis pigmentosa.

Se trata de una enfermedad progresiva de la pérdida de la visión del exterior al interior. La disminución de la visión es lenta, en las primeras etapas afecta la visión nocturna y al campo periférico, manteniéndose la visión central.

La enfermedad solo afecta a los varones y este pueblo ya van cinco generaciones que padecen esta enfermedad. Según el diario El Comercio, ahora existe una luz de esperanza para los pobladores de Paran, pues existe un tratamiento llamado terapia génica que está en desarrollo. Por el momento, se les puede ayudar a aquellos que no han perdido la visión es con el uso de anteojos.

Parán está ubicado en el distrito de Leoncio Prado y es conocido, además de esta penosa condición de sus ciudadanos, por ser un gran productor de durazno.