Manuel Arenas fue abandonado por sus captores en la zona conocida como Puente Nuevo, en El Agustino, 48 horas después de que su familia pagara US$300 mil como rescate.

Arenas, con varios kilos menos, un fuerte grado de deshidratación y una herida en la mano derecha, tardó varios minutos en reaccionar. Luego buscó ayuda para llamar por teléfono a sus familiares, quienes acudieron de inmediato en su auxilio.

Ante el riesgo que corría su vida, los parientes de Manuel Arenas les pidieron a los agentes de Investigación de Secuestros de la Dirincri que no intervinieran en el caso. Lo que hicieron fue contratar los servicios de un negociador internacional: un oficial de la Marina.

El momento más difícil se produjo a los 21 días del rapto. Como los hampones no tenían información alguna sobre el dinero, procedieron a cortar el dedo meñique de la mano derecha de la víctima. Los criminales hicieron que los parientes fueran a buscar “el encargo” a un baño del club Regatas Lima, en el distrito de Miraflores.

Paralelamente, los efectivos realizaban trabajos de inteligencia de oficio. Fue así como detectaron que los facinerosos hacían las llamadas desde teléfonos públicos que se encontraban en los distritos de El Agustino, San Martín de Porres y La Victoria.

Finalmente, el negociador consiguió que los malhechores rebajaran sus pretensiones económicas a 300 mil dólares. El pago se efectuó la noche del sábado, según reporte del diario ‘Perú.21’.