Los sobrevivientes de la masacre, “Imer Castro y Ever Gutiérrez”:“Imer Castro”:https://peru.com/noticias-de-imer-castro-108866?pid=1 y Ever Gutiérrez, aseguran que los ashaninkas de Somabeni fueron los que plagiaron y liquidaron a sus compañeros. De las nueve víctimas, no se han encontrado hasta ahora los restos de Benye Pozo.

El secuestro se registró en las inmediaciones de la comunidad ashaninka de Somabeni, en el distrito de San Martín de Pangoa, en Junín. “Nosotros no hemos sido”, dijo a La República el presidente de la comunidad de Somabeni, Jonathan Charate.

Los indígenas los descubrieron cuando acondicionaban una pista de aterrizaje para narcoavionetas en un terreno que le pertenecía a la comunidad de Somabeni. Los intrusos estaban provistos de motosierras.

“Los ashaninkas no entendían nada de lo que les decíamos. Estaban como diablos y a pesar de que les suplicamos para conversar, ellos gritaban: ‘¡Muerte! ¡Muerte! ¡Muerte!’”, dijo Ever Gutiérrez.

“Seguidamente nos pusieron en fila y nos hicieron caminar varios kilómetros, golpeándonos con la culata de sus escopetas. Ellos solo se comunicaban en su lengua indígena. Pero pude entender que no saldríamos vivos. Fue entonces que en una distracción aproveché con mi amigo Imer Castro para arrojarnos a una quebrada. Así logramos escapar”, declaró Gutiérrez.

Los cuerpos de Juan Maza Troya, Sandro Cuya Ccente, Milán Soncco Sacaca, Orlando Mendoza Chocce, Felipe Prado Palomino, Emmanuel Velásquez Paredes, Jaime Curo Escalante y Ricardo Paraguay Buendía tenían las manos atadas en la espalda, presentaban huellas de golpes, cuchillazos y disparos en la cabeza.

Para la policía de San Martín de Pangoa y la Segunda Fiscalía Provincial Mixta de Satipo existen numerosos indicios de que el crimen múltiple lo cometieron los ashaninkas en represalia por la penetración no autorizada en su territorio de extraños que además acondicionaba una pista de aterrizaje clandestina.

Empero, el presidente de la comunidad de Somabeni, Jonathan Charate, negó cualquier tipo de vinculación con la masacre. El presidente de la comunidad ashaninka atribuyó la matanza a un ajuste de cuentas entre organizaciones del narcotráfico.