Según datos del Instituto Nacional de Defensa Civil (INDECI) unas 549 personas murieron y 16.000 casas quedaron destruidas tras el movimiento que por casi tres minutos remeció las ciudades de Pisco, Ica, Chincha, Cañete, Yauyos, Huaytará y Castrovirreyna.

Según informó Radio Capital, cinco años después en la Plaza de Armas de Pisco se percibe una mejora en cuanto a infraestructura pública. Por ejemplo, la iglesia San Clemente luce un nuevo rostro luego de que se destruyera en el terremoto.

Sin embargo, en el sector de Alto El Molino, a solo 15 minutos de la Plaza de Armas, más de mil personas viven en casas de esteras y maderas. Ellos llegaron hace cinco años porque lo perdieron todo en el terremoto.

Ellos aún no cuentan con servicio de agua y saneamiento y solo reciben el líquido elemento a través de piletas. Además, recién se están asfaltando las avenidas e instalando el servicio de alumbrado público.

“Aquí comenzamos desde cero porque lo perdimos todo. Ahora todo sigue igual”, comentó la pobladora María Arrazabal, quien además denunció que una constructora les está pidiendo 700 soles para concluir sus viviendas.