El gerente general del distrito de Pariahuanca, en , fue obligado por los pobladores a subirse al lomo de un burro y “pasear” por las calles de la ciudad como castigo por no culminar la construcción del puente Balvín, único medio de acceso a la zona. El alcalde no se salvó de la humillación y también fue castigado. Ambas autoridades se comprometieron a terminar las obras cuanto antes.

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