En 1550 la corona española envió un barco con 80 doncellas al Río de la Plata, en el nuevo continente amerciano, con la misión de casarse con los colonizadores y evitar así el amancebamiento que ya tenían con las indígenas.

“Fueron enviadas para poblar la región, para evitar el avance de los portugueses y para frenar el mestizaje. Los mestizos, según la legislación española de la época, heredaban todos los derechos y a la corona y a las familias en España no les interesaba. Pero el mestizaje ya no se podía detener”, comenta la escritora.

Las doncellas no sólo fracasaron en su misión sino que quedaron varadas en una tierra desconocida.

La mayoría de las doncellas no superaba los 15 años de edad. Provenían de Extremadura, de las mismas tierras ajadas y secas de donde saldrían personajes como Hernán Cortés, conquistador de México, o Francisco Pizarro, conquistador de Perú.

El viaje, no obstante, se transformó en una odisea. El barco fue atacado por piratas franceses, luego se perdió cerca de las costas africanas mientras una pandemia de escorbuto les iba arrancando el cabello y la piel. Al llegar a América un grupo de indígenas las hizo prisioneras.

“Al frente de la expedición estaba una viuda, Mencía de Calderón. Ella las guió entre la selva con sus corsés y sus largos vestidos hasta Asunción (Paraguay). En España no se sabía nada de ellas, pensaban que estaban muertas”, describe la escritora.

Llegaron a su destino cinco años después. Ya no había conquistadores para desposar, la situación política había cambiado y ellas se habían transformado.

Fuente: BBC Mundo