El irreparable daño que causó Greenpeace a las Líneas de Nasca en Perú dejó de ser polémica y se convirtió en indignación generalizada de todo un país que reclama por respeto y no se siente conforme con las tibias disculpas de la organización.

Ana María Cogorno, presidente de la Asociación María Reiche, explicó minuciosamente la infracción de los activistas. “Claramente ellos subieron a la zona intangible y caminaron sobre ella. Aquí se ve un área bastante destruida, donde seguramente se deben haber parado a conversar, de ahí siguieron caminando y pusieron las pancartas desde el costado del pico del colibrí hasta el final del ala, y de ahí volvieron a salir a caminar”,

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“En realidad, a las disculpas de Greenpeace yo no las puedo aceptar, porque el daño es irreparable (…) ¿quién nos devuelve a nosotros lo que hicieron nuestro antepasados? ¿Quién nos devuelve que esta zona sea única en el mundo? Y que encima estamos cumpliendo 20 años de la Declaratoria de Patrimonio Cultural de la Humanidad. ¿Entonces de qué disculpas estamos hablando?”, dijo Cogorno a El Comercio.

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En este sentido, el gobierno peruano rechazó las disculpas de la ONG ecologista Greenpeace por los posibles daños que dejó la protesta pacífica que efectuaron en las milenarias líneas de Nasca y reiteró que enjuiciará e impedirá salir del país a los activistas que participaron en ella.