Carlos Mongue, investigador del Centro de Estudios y Promoción del Desarrollo (DESCO), identificó algunas grandes zonas de conflicto en Perú.

Cajamarca

Una de ellas es Cajamarca, región que no solo alberga el controversial proyecto Conga, sino a otros emprendimientos mineros como El Galeno, La Zanja y Tantahuatay, dijo Mongue al semanario Hildebrandt en sus Trece.

Cajamarca se ha convertido en un distrito minero de vital importancia motivo por el cual se ha propuesto la construcción de una represa en el río marañón (Proyecto Chadín 2) que le proporcionará a la industria extractiva la energía que sus actividades requieren. Según Monge, Chadín 2 será sujeto de grandes cuestionamientos.

Xtrata

Xtrata no sólo afronta la paralización de Tintaya, sino además la toma de su ampliación, Antapaccay, un proyecto dos veces el tamaño del primero, según Giselle Huamaní, experta en conflictos sociales.

Las Bambas

A su vez, un conflicto en potencia y aún poco visibilizado es el mineroducto que se extiende desde Las Bambas a Tintaya-Antapaccay. Este proyecto, que transportará el mineral extraído de las alturas de la región de Apurímac a las bases de Xstrata en Cusco, impactará en su ruta a decenas de comunidades, sobre todo sus ríos y lagunas.

Tacna y Moquegua

Otro foco de conflicto se encuentra en Moquegua, en donde se negocia con la minera Anglo American y Mitsubishi Corporation el nuevo proyecto Quellaveco, por medio de una mesa de diálogo que tiene como principal objetivo realizar el análisis hidrológico e hidrogeológico del Estudio de Impacto Ambiental (EIA).

Por otro lado, en Tacna y Moquegua la extensión de diversos proyectos de la Southern Perú Copper Corporation, como son las concentradoras de Toquepala (Tacna), Cuajone (Moquegua) y la refinería de Ilo, ha propulsado la creación de una mesa multisectorial de trabajo donde se exige la prohibición del uso de las cabeceras de cuenca y el resarcimiento económico de los pasivos ambientales.

Puno

En la zona sur del país, sobre todo en Puno, los conflictos giran en torno a la minería informal. Según Javier Torres, miembro del Consejo Directivo de la Asociación Servicios Educativos Rurales (SER) los pobladores piden incluso la presencia del Ejército en la zona. Son reclamos que provienen principalmente de los agricultores afectados por la contaminación del Río Ramis.

Piura

El conflicto es entre pescadores y mineros. Los maricultores artesanales y el Frente de las Asociaciones de Maricultores Artesanales de Parachique rechazan las concesiones de la empresa Savia Perú, pues sostienen que los movimientos sísmicos generados por las actividades de exploración perjudican la pesca en la zona.

Amazonas

Existen 22 conflictos latentes, según el semanario local. Uno importante es una histórica confrontación entre el pueblo Awajún Wampis y la minería Afrodita con respecto al recorte del Parque Nacional Ichigkat Muja. Esa comunidad exige la recuperación total del mencionado parque.

San Martín

Otro caso emblemático lo encontramos en San Martín, con la superposición del lote 103 de Talismán Petrolera Perú en el Área de Conservación Regional Cordillera Escalera. Esta superposición genera un choque de intereses entre las comunidades indígenas de la zona.

Junín

En Junín hay dos conflictos: El de Doe Run, que arrastra un pasivo ambiental con la población local desde hace muchos años, y el del pueblo Kakinte, cuya relación con la empresa Repsol se tensa a raíz de intereses sobre la tierra.

Otras zonas con conflictos latentes son Loreto, cuyos pueblos han sido afectados por casi 70 derrames de petróleo entre el 2007 y 2011, Cusco y Madre de Dios con el gas de Camisea, y Áncash, que es la región que más conflictos mineros tiene, según la Defensoría del Pueblo.

Fuente: Hildebrandt en sus Trece