Pese a ello, la humanidad parece ir conociendo poco a poco a sus vecinos espaciales: los ‘rover’ terrestres ya surcan la superficie de Marte, mientras que la Luna ya ha sido visitada por una docena de astronautas.

Sin embargo, existen fenómenos sin explicación alguna, como la luz cenicienta de Venus. Desde 1643, durante la fase de media luna, se observa una débil luz de color de ceniza en el lado oscuro de Venus.

Las manchas gemelas en Urano también son un completo misterio. Se supone que podría tratarse de remolinos en la atmósfera de Urano, pero la causa exacta del fenómeno aún no está clara.

Asimismo, en las zonas oscuras del planeta enano Ceres, que dispone de mayores reservas de agua que la Tierra, fueron observados chorros de vapor gigantes (géiseres) que el planeta lanza periódicamente al espacio.

También es un total misterio los dos enormes remolinos cerca del polo sur de Venus que no se fusionan en una sola entidad, aunque, según los cálculos, deberían ya haberlo hecho.