Desde su llegada a la alcaldía de Lima, Susana Villarán ha tenido muchos tropiezos en el largo camino que implican los cuatro años al mando de la ciudad, una de ellas, y quizá la que marcó el inicio de su “mala suerte”, fue el caso “La Herradura”.

Transcurría diciembre del 2011, cuando una alegre alcaldesa anunciaba la remodelación y arenización de la Playa La Herradura. Ella había dispuesto que parte de este balneario sea cubierto por cinco mil metros cúbicos de arena. Bastó una noche para que el mar le demuestre su poderío.

Otro ataque de la naturaleza que tuvo que afrontar Villarán fue la crecida del río Rímac, que inundó el túnel de la obra Vía Parque Rímac.

El caso de las escaleras también marcó un hito en su gestión, ella había manifestado que a lo largo de sus dos años al frente del Municipio construyó 1,200 escaleras, cifras que fueron refutadas y al final tuvo que aclarar que solo construyó 178.

Pero quizá el golpe que no pudo superar con mucha destreza fue el que ella misma se propinó cuando, en una entrevista televisiva, calificó a las mujeres de San Juan de Lurigancho como lavanderas.

Sin embargo, ninguno de estos superó a los hechos trágicos ocurridos en el traslado de comerciantes del Mercado La Parada a Santa Anita.