El sujeto creyó haber hecho el plan perfecto para cobrar los $ 7 mil dólares al fingir su secuestro, que fue pagado por su hermana, una próspera empresaria de Gamarra.

Cajavilca tampoco imaginó que sería su propia esposa, la que denunciara el hecho ante la Policía, según informó América Noticias.

Al ser intervenido por personal de la Divincri, en el momento que él mismo recogía el cuantioso botín, tuvo que admitir que el dinero era para gastarlo con su amante y el hijo que tenía con ella.