Decenas de personas han hecho públicos abusos sexuales, físicos y psicológicos que aseguran haber padecido al interior del . El libro “Mitad monjes, mitad soldados”, de Pedro Salinas, recogió esos testimonios. A partir de ello, algunos de los denunciantes ratificaron sus experiencias ante la Fiscalía, como parte de una denuncia formal.

Sin embargo, la fiscal María del Pilar Peralta Ramírez decidió archivar las denuncias interpuestas contra el fundador del Sodalicio, Luis Fernando Figari, junto a otros exlíderes de esa organización por presuntos delitos de violación sexual, secuestro, lesiones graves y asociación ilícita para delinquir.

“La parte denunciada ha acreditada ciertas cosas, pero la parte denunciante han sido solo palabras”, manifestó Peralta Ramírez en un reportaje de “Cuarto Poder”.

abuso físico y psicológico

Para la fiscal, las lesiones físicas resultan imposibles de probar, porque sucedieron hace años e incluso décadas en algunos casos y en el caso de las lesiones psicológicas, Peralta se negó a incluir en la investigación los peritajes de parte ofrecidos por los denunciantes, alegando que los evaluadores no eran los idóneos, pese a ser reconocidos profesionales en sus campos: Dante Wharton y Jorge Bruce.

“En el caso del señor bruce, desde mucho antes de la denuncia ya declaraba contra el Sodalicio y yo no puedo considerarlo”, dijo la fiscal.

Las pericias psicológicas realizadas por el Ministerio Público resultan sorprendentes. Señalan que las víctimas no tienen ninguna afectación psicológica, porque luego pudieron supuestamente llevar vidas personales y profesionales exitosas.

asociación ilícita para delinquir

Otro de los delitos de los denunciados es asociación ilícita para delinquir. Según esa tesis, el carácter religioso del Sodalicio no sería más que un ropaje para encubrir los abusos que cometerían con sus víctimas. Sin embargo, para la fiscal, esa figura es imposible, porque en el año en que se creó esa institución religiosa, ese delito no estaba tipificado aún.

Agraviados y testigos han declarado que fueron captados en edad escolar y que muchos de los abusos que sufrieron se cometieron mientras eran menores de edad. Sin embargo, la fiscal considera que eso no es cierto, porque todos firmaron documentos solicitando su ingreso a la institución cuando ya habían cumplido los 18 años. Según su criterio, esos documentos invalidan sus testimonios.

secuestro

Todos los denunciantes coinciden en señalar que fueron víctimas de un trabajo psicológico destinado a aislarlos de sus familias y amigos, así como privarles de la capacidad para tomar decisiones libres y propias. Para ellos, la vida en el Sodalicio era la única alternativa que querían tener y ni siquiera podían considerar la posibilidad de renunciar a ello.

“No existe el secuestro mental ni el lavado de cerebro. En todo caso, tendría que legislarlo el Congreso”, puntualizó la fiscal.

TAGS RELACIONADOS