Godofredo León, especialista del Servicio de Agua Potable y Alcantarillado de Lima, indicó que a estos factores se suma lodo y piedras de los deslizamientos en época de lluvias, lo que incrementa los niveles de turbidez del agua sometida a tratamiento para consumo humano.

Refirió que la contaminación del Rímac empieza a la altura de la localidad de Morococha, provincia de Huarochirí, a más de 100 kilómetros al este de Lima. En ese tramo empiezan las descargas de relaves de las empresas mineras que operan en la zona.

León Ramírez indicó que en el caso de las emisiones domésticas, estas se generan, principalmente, en centros urbanos como Morococha, San Mateo, Matucana, Ñaña, Chosica y Chaclacayo, donde desembocan muchas tuberías de alcantarillado.

Señaló que para mitigar los efectos de esta contaminación de origen doméstico, SEDAPAL construyó la planta de tratamiento de Carapongo, que capta las aguas procedentes de Chosica y de otras localidades.

La capacidad de esta planta asciende a 2.5 metros cúbicos por segundo y las aguas tratadas retornan luego al río Rímac; posteriormente, son potabilizadas completamente en la planta de La Atarjea, explicó.

En cuanto a los desechos industriales, el especialista afirmó que las mayores descargas se registran el sector del río Huaycoloro, afluente del Rímac, donde operan fábricas textiles que vierten tintes industriales, así como empresas de lácteos y cervecerías.

León sostuvo que esta descarga de sustancias contaminantes infringe la Ley de Recursos Hídricos. SEDAPAL evalúa el costo económico del uso de otros medios tecnológicos para optimizar la potabilización del agua, como el ozono y los rayos ultravioleta.

Fuente: Agencia Andina