Dos policías argentinos que prestaban seguridad a la cárcel de Salta en la que estuvo recluido el sicario colombiano Alejandro Trujillo Ospina declararon ante jueces en la Segunda Sala Penal para Reos en Cárcel, a cargo del juicio por el asesinado de Myriam Fefer en agosto del 2006.

El testimonio de uno de ellos, Reynaldo Choque Barrios, dijo a los jueces que la suegra de Ospina, María Gloria Venegas, “le confirmó vía teléfono y correo electrónico que su yerno había asesinado a una empresaria en el Perú” y que “una hija había mandado a matar a su madre” por “una herencia”.

Choque Barrios dijo que la mujer confirmó también que Trujillo Ospina era un sicario contratado para homicidios en Ecuador, Paraguay y Perú y que “había asesinado a una multimillonaria”, informó Diario El Comercio.

Este testimonio complicaría la situación de Eva Bracamonte Fefer y Liliana Castro, al reforzar la idea de que ambas fueron las autoras intelectuales del crimen.