Guevara Llatas era el encargado de abrir la puerta de la carceleta para llevar a los procesados a las salas judiciales del segundo piso.

Durante los quince minutos que se ausentó de su puesto de control, los cinco delincuentes desarmaron una pared de lata, se cambiaron de ropa y fugaban por la puerta principal.

La esposa del brigadier cuenta que tiene 28 años de servicios, 5 trabajando en la Policía Judicial y un año con tres meses en la carceleta de Lurigancho.

Aseguró a América Noticias que su foja de servicios es intachable y que nunca antes había pasado por algo igual.