Conocido inicialmente como CRAS o Centro de Readaptación Social, el penal de Lurigancho fue inaugurado el 14 de diciembre de 1974, durante el gobierno militar del general Juan Velasco Alvarado. Luego de 30 años bajo custodia de la Policía, desde hoy pasa a ser administrado por personal del .

Desde su inauguración, dicho reclusorio ha formado parte de la historia de Lima y del Perú, resistiéndose a desaparecer como los ya desactivados penales ‘El Frontón’ y ‘El Sexto’.

El CRAS de Lurigancho fue construido en lo que entonces se consideraba “lejos de la ciudad”, en una zona del distrito de San Juan de Lurigancho.

El centro penitenciario, el más hacinado del país, está rodeado hoy por casas construidas ilegalmente a su alrededor, que violan con creces la disposición legal que prohíbe cualquier edificación a 200 metros de su cerco perimétrico.

Diseño entusiasta

Respondiendo a los enfoques penitenciarios de entonces, sus diseñadores la pensaron para superar los clásicos conceptos de castigo y represión. Es decir, no solo incluyó espacios para el encierro total (como algunos modelos europeos de estricto control), sino también áreas dedicadas al estudio y trabajo.

Por ello, según cuentan los servidores penitenciarios de antaño, además de los cinco pabellones, con capacidad hasta de 400 reos cada uno, se edificaron grandes hangares para el desarrollo de actividades laborales, como carpintería, textilería y otros.

Dicha política entusiasta, encaminada a un cambio de conducta positivo, lamentablemente se vio interrumpida por diversos factores políticos y sociales. (Fuente: Andina)

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