Entre el 23 y el 27 de julio, Nancy Obregón no pudo desbaratar las evidencias y los testimonios que la División de Investigaciones Especiales de la Policía Antidrogas (Divinesp) entregó al fiscal Juan De La Cruz Aguilar para sustentar la acusación contra la exdirigente cocalera.
De acuerdo con las actas que registran las respuestas de Obregón, la excongresista nacionalista fue confrontada con los testimonios de testigos protegidos por la ley y con la información obtenida de la interceptación de sus comunicaciones con personas relacionadas con el narcotráfico y el terrorismo.
Además del fiscal De La Cruz, Obregón fue interrogada por la procuradora antidrogas Sonia Medina Calvo y el procurador antiterrorista Juan Ríos Bartolo y por oficiales de la Divinesp que durante 17 meses investigaron a la dirigente conocida como “Mama Coca”.
“Se contradijo varias veces. Primero decía que no conocía a una persona, y luego aceptaba que sí. Le preguntábamos por un número telefónico de su propiedad y argumentaba que no recordaba que era suyo. Afirmaba que no había estado en determinado lugar, y luego que se le mostraban las evidencias de su viaje, terminaba por admitirlo. Llegó a decir que ni siquiera conocía de las actividades del padre de sus hijos, una persona que se encuentra prófuga de la justicia”, dijeron fuentes del Ministerio Público que participaron en el interrogatorio a Obregón.
Según informe del diario ‘La República’, la policía descubrió que Nancy Obregón visitó a narcotraficantes. Al ser preguntada sobre el punto, ella aceptó que acordó que les daría una mano a quienes en un principio la denunciaron y luego se retractaron.
Obregón negó las relaciones de Omar Perris con el narcotráfico, pero al aceptar que lo conocía, no tuvo más remedio que reconocer la vinculación de este con las drogas.
También trató de desvincularse de Wilder Satalaya Apagüeño, su brazo derecho, a quien la policía atribuye haberse reunido con el jefe senderista del Vraem, Víctor Quispe Palomino, “camarada José”, para enviar una columna terrorista al Huallaga con la finalidad de impedir la erradicación de las plantaciones de coca.
Al final de los cuatro días de interrogatorio, la exdirigente cocalera lanzó amenazas a las autoridades y policías: “A ustedes los voy a cagar tarde o temprano… Yo voy a salir libre de esta mierda”.