Serían una organización internacional conformada por bellas mujeres adiestradas en la mentira y en la estafa, cuyo millonario botín ascendería al millón de soles sacados del bolsillo de un grupo de peruanos.

Bodas de lujo, costosos vestidos, y banquetes envidiables. Su ostentosa vida es un misterio así como su actual paradero. Son supuestas gitanas que dejaron en la bancarrota a varias familias que desaparecieron sin dejar rastro.

“Las personas concurren a los supuestos departamentos donde atienden los supuestos consejeros espirituales (…) Se dejan hacer unas limpias, en la cual esta consejera sorprende (a los clientes) diciéndoles que están mal físico, mental y espiritualmente. Diciéndoles que dentro de poco van a morir”, describió así el operar de estas mujeres un representante de la Policía Nacional.

Modus operandi

La Divincri Mirafores estuvo varios meses siguiéndoles el paso. Tras su investigación pudieron poner en descubierto a dos bellas gitanas. Madre e hija que en vez de utilizar su habilidad leyendo las manos, captaban clientes para engañarlos y arrebatarles todo su dinero.

¿El método? Hacerles creer que habían sido atrapados por una maldición que acabaría con sus vidas si no le entregaban el dinero que pedían para curarlas.

Según sus víctimas una de las mujeres se hacía llamar Amelia Cruz, la cual sería una de las identidades que utilizaba para pasar desapercibida en el país. Sus supuestos poderes de adivinación eran una pantalla.

Los casos

En agosto del año pasado dos personas denunciaron en la comisaría de San Miguel que habían sido estafadas por esta joven. Las personas desesperadas por los problemas económicos acudieron a la cita con la misteriosa mujer, quien les pidió objetos de valor para supuestamente bendecirlos.

Una vez que las víctimas le entregaban lo solicitado, las gitanas se los devolvía para ganarse su confianza. “Pero al día siguiente les vuelven a pedir lo mismo y en esta vez ya no les devuelven”, precisó la policía.

Estas bellas mujeres chantajeaban y estafaban a sus clientes. “Me decía que me habían hecho un mal y que me iba a morir si no pagaba una cierta cantidad”, contó una de las víctimas.