Fue por un amarre amoroso y terminó en la ruina y con una enorme deuda. Henry Morales Valdivieso, un cambista de avanzada edad, confió este trabajo a una supuesta curandera, quien le pidió 200 mil dólares y 74 mil soles.

Resulta que la mujer, llamada Adriana Díaz, le dijo que para realizar el trabajo y para cambiar su racha de mala suerte debía llenar una olla con dinero. Para esto, el cambista se hizo de varios préstamos.

Una vez lleno el recipiente, la mujer se encerró en su departamento de San Isidro para realizar un ritual, sin embargo, nunca más volvió a salir.

Según las primeras investigaciones, el departamento fue alquilado por Francisco Daniel Silva y Verónica Silva, ciudadanos chilenos que hace días están desaparecidos. Las autoridades presumen que la mujer sería la presunta curandera.