Alexander Manuel Pérez Gutiérrez, alias Gringasho, podía relatar su chamba sin ningún remordimiento en cuanto entraba en confianza con alguien.

“Una vez contaba que estaba con su primo en moto persiguiendo a un tipo para matarlo y que cuando iba a dispararle, la moto Saltó y no le dio bien al sujeto. Entonces se bajó y lo remató con otros dos tiros. Yo le preguntaba si no le daba pena. El decía, ‘chamba es chamba’ y seguía contando la historia como si se tratara de un partido de fútbol, riéndose por el salto de la moto”, contó un exfuncionario del centro juvenil de Trujillo a ‘Hildebrandt en sus Trece’.

En Trujillo, vivió solo un año con sus padres, Flor Gutiérrez Sánchez y Richard Pérez Flores, quienes se separaron. Su padre se alejó y formó una nueva familia. ‘Gringasho’ vivió con su madre hasta los 4 años, cuando esta se lo endosó a su abuela, Rosenda Sánchez. La madre de Gringasho tenía una nueva pareja pero esta no la aceptaba con la criatura.

Su tío materno, Roberto Gutiérrez, alias ‘El Soli’, cabecilla de la banda ‘Los Malditos de Río Seco’, vivía en la misma cuadra y se preocupaba porque no le faltara nunca algo de comer. También lo tenía bien vestido.

Una autoridad del colegio Francisco Lizarzaburu, en donde el joven sicario estudió hasta quinto de primaria, cuenta que fue su madre la que lo retiró del colegio. “Llegó diciendo que no lo iba a matricular porque lo iba a trasladar a Lima”, dice. Alexander tenía buenas notas. Muchas “A” y un AD (de alumno destacado) en Educación Física.

’Gringasho’ “contaba que vendía caramelos desde los 8 o 9 años, frente a la Universidad Particular Antenor Orrego, en la urbanización Montserrate. Pero era un trabajo de pantalla. ‘El Soli’ lo había jalado para que ‘tirara visión’. Es decir que era ‘datero’. Él se fijaba en quiénes pasaban con buenos celulares, relojes y otras cosas de valor, e informaba. Luego otro iba a robar”, dijo una fuente policial al semanario.