El 1 de abril, Gerald Oropeza escapaba de un feroz atentado, cuarenta balas y cuatro granadas intentaron silenciarlo, pero no pudieron. Ese día salió huyendo, pero en su carrera olvidó dos piezas claves: sus celulares.

Según un informe de Día D, minutos después del atentado a su Porsche, el capitán de la PNP, Gabriel Prado Arenas fue el encargado de recoger los dos equipos móviles, pero solo entregó uno a las autoridades que iniciaron una investigación en contra de Oropeza por sus presuntos nexos con el narcotráfico y lavado de activos.

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El reportaje indica que al día siguiente del atentado, Prado Arenas llamó a un sujeto para desbloquear los equipos y sacar toda la información de sus tarjetas de memoria. Así fue como recabó audios, conversaciones y fotografías. A pesar de tener todo el conglomerado de información, este efectivo, suspendido de sus funciones en la actualidad, solo entregó uno de los equipos, al otro, simplemente lo desapareció.

Sin embargo, no se percató que el hombre que hizo el trabajo tomó una copia de ambos móviles y se lo entregó a las autoridades. Este aporte ha hecho que sea incluido en las investigaciones como un testigo y tenga un número de serie.

Aún quedan preguntas inconclusas: ¿Qué tenía el celular que no entregó Prado?, ¿por qué lo desapareció?, ¿acaso quería extorsionar a Oropeza u otros implicados en el caso?.