Eva Bracamonte envió una carta desde el penal Santa Mónica en Chorrillos, como último testimonio de su ‘encierro’ antes de conocer el veredicto que la absolverá del caso o la condenará.

“Sin ánimo de entrometerme en la decisión que deben tomar, ni mucho menos presionarlos, quiero decirles que todo lo que les digo en esta carta se los digo con el corazón en la mano”, escribe Bracamonte Fefer.

La joven agrega que: “(…) Permítanme tener la esperanza de que van a creerme cuando les digo de que jamás le hice algún daño al ser que más he amado y sigo amando: mi madre. Siempre cada día le rezo a mi ella y a Dios para que su alma y su fortaleza no me abandonen”.

Al dirigirse a los magistrados dijo: “Señores, no les pido mi libertad solamente porque es mi derecho, sino porque siete años de vivir un infierno injusto, inmerecido, es demasiado para cualquiera”.

De igual manera, se dirigió a su hermano, Ariel Bracamonte. “Me gustaría que mi hermano sepa que lo perdono, aún con dolor pero día a día un poco más porque con su odio o sin él, con su amor o con su desamor siempre seré su hermana.”