“No concibo una vida para mí sin ella. No solo sin ella, sino con su ausencia presente en todas partes (…) He rogado y suplicado morirme y llegar a donde sea que ella esté, pero eso tampoco ha funcionado”, dijo Eva Bracamonte, desde el penal Santa Mónica sobre su madre fallecida, la empresaria Myriam Fefer.

En las últimas semanas, Bracamonte Fefer le ha pedido a las personas de su entorno que dejen de visitarla. Según les ha dicho, todo lo que tiene que ver con el mundo fuera de la cárcel, le duele.

Su padre, Marco Bracamonte, Liliana Castro y un par de personas más han desoído su pedido y continúan visitándola para darle fuerzas.

“Hoy puedo decir que sé que me voy a quedar aquí un huevo de años por algo que no hice, y no trato de huir de esa verdad. Ya la asumí. Tengo muy claro que me voy a quedar con lo que viví hasta antes de todo esto”, expresó en su relato, publicado en la revista Caretas.

Finalmente, señala que salir de la cárcel “sería ir a la guerra sin armas, sin ropa y sin nada, pero intentando confiar en las cosas que aún soy, en lo que aún no he perdido y en lo que he ido ganando… y agarrándome bien fuerte de mi papá. Sería como nacer de nuevo a los 25. Qué flojera y qué miedo (y, seis metros bajo tierra, qué ganas)”.