Las huellas dactilares son las “firmas” que siempre dejan los autores de un delito en la escena del crimen y, por más que se intente borrarlas, incluso si han pasado varios años, es posible lograr la identificación del responsable.

Así lo asegura la comandante PNP Susana Gutiérrez, jefa del Departamento de Apoyo Especializado de Criminalística de la , quien, en su experiencia personal, logró recuperar la huella dactilar en una superficie que estaba guardada como prueba más de dos años.

“Con reactivos como la ninhidrina se revelan, después de años, huellas papilares (dactilares) en superficies. Acá hemos llegado a revelar huellas de hasta dos años de antigüedad. La literatura dice que puede ser hasta 10 años en condiciones controladas”, señaló en declaraciones a la Agencia Andina.

A su oficina llegan pruebas de todo tipo de delitos: contra el patrimonio, el cuerpo, la vida y la salud, contra la seguridad pública en caso de incendios, etc.

“Las huellas papilares son el indicio que más encontramos en la escena del crimen. Los criminales creen que usando guantes lo van a evitar, pero siempre hay formas (de hallarlas). Pueden haber cometido un error y nosotros nos aprovechamos de eso para encontrar una huella”, anotó.

Personal altamente capacitado:

Explicó que los peritos del equipo forense de Criminalística están altamente capacitados y equipados con los mejores equipos e insumos para trabajar en la escena del crimen.

“Acá utilizamos otros reactivos químicos como el yodo, la ninhidrina u otros compuestos combinados. El revelado de estos químicos se mantiene y pueden durar de 3 horas hasta 10 días para ver el resultado final”, indicó la especialista.

Gutiérrez hizo una demostración con una hoja de papel que contenía una nota suicida. La hoja fue colocada dentro de una cabina hermética de vidrio junto al reactivo de yodo, para determinar si dicho objeto había sido manipulado por otra persona que no sea la autora del manuscrito.

“Nosotros dejamos nuestras huellas papilares a consecuencia del sudor. El sudor tiene muchos componentes, entre ellos agua, aminoácidos, proteínas, grasas, y nosotros tenemos reactivos para cada una de estas sustancias. En este caso, el yodo tiene mucha afinidad con la grasa que tiene la huella, y eso es lo que va a buscar”, explicó la especialista.

Seguidamente lo que hace su departamento, una vez recuperada la huella dactilar, es perennizarla a través de una fotografía o transferirla a una cinta sobre un papel, para luego ser enviado al Sistema Automático de Identificación de Huella Dactilar (AFIS), donde se hace la homologación.

“Primero las fotografiamos porque podría pasar algo al momento de la transferencia, dañando la prueba. La trasladamos al AFIS donde se escanea y la pasan a su sistema para la homologación (o comparación) con las huellas archivadas”, explicó. (Fuente: Andina)

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