La Escuela de Bellas Artes del Perú renueva su malla curricular y adapta nuevos lenguajes, fortalece así la tradición que ha dado generaciones de eximios artistas al país.

Los salones de techos altos y frescos que alojan salones y talleres; los jirones de madera transitados; los tres patios de pájaros de trinos, de esculturas aquí y acuyá… Ese mundo propio tras la fachada del número 681 del jirón Áncash. Es el mismo que Tilsa (Tsuchiya), Milner (Cajahuaringa), Gerardo (Chávez), Oswaldo (Sagástegui) y Alberto (Quintanilla) transitaron. Rieron. Amaron. Sobre todo, pintaron. Hablaron y discutieron de pintura, crearon sus lenguajes y apuestas plásticas diversas.

Ellos –Tilsa, Milner, Gerardo, Oswaldo, Alberto– forman parte de la Generación de Oro de la Escuela Nacional Superior Autónoma de Bellas Artes del Perú (Ensabap). Este año, como parte de las celebraciones por el 98º aniversario, 11 artistas fueron celebrados con la medalla de su alma mater, la Daniel Hernández.

Dirán que son demasiados premiados para una sola promoción. Que es una exageración. “Pero todos fueron buenos”, recuerda Carlos Fuentes Guillén, director del programa de Artes Plásticas y Visuales. Recuerda que hablamos de una generación “que llevó a la escuela a su momento más importante. Ni bien terminaron ellos, es una cosa que no se da ahora, expusieron y se fueron a Europa”.

Bajo el mismo impulso de Tilsa, Milner, Gerardo, Oswaldo, Alberto, hoy 400 alumnos se forman en Bellas Artes. Toman pinceles y sobre los caballetes buscan el equilibrio de color, forma y fondo con chisguetes de colores sobre los lienzos, con carboncillo sobre papel.

La mayoría de los bellasartinos estudian Pintura, Escultura, Grabado, Conservación y Restauración. Y también los de la dirección de Educación Artística se forman como docentes. La mayoría de alumnos viene de todas partes del país, Costa, Sierra y Selva. “No obstante que tienen escuelas regionales, ellos prefieren seguir estudios en la Ensabap. Les es más conveniente porque salen con rango universitario, pueden conseguir su licenciatura”, explica el profesor Fuentes.

¿Cómo es la vida de un alumno bellsartino?

Aníbal Antonio Heredia, de 25 años, da los primeros brochazos a su carrera. Llegó desde Bagua Grande, Amazonas, en 2011 y este año egresará de la Ensabap. Alquila un cuarto en San Juan de Lurigancho, pero pasa la mayor parte del tiempo asistiendo a todos los talleres de la escuela, haciendo esculturas con sus condiscípulos, que son de todo el Perú. Pinta en el taller mejorando el trazo del realismo figurativo, piensa los títulos de sus próximas obras, prepara lienzos…

“El arte me absorbe: despierto y me anochezco pensando en el arte”, dice. Para Aníbal, la escuela es su casa. “Creo que es un lujo ser alumno de Bellas Artes, donde enseñaron David Hernández, siguió con Sabogal y Ugarte Eléspuru”.

Aníbal une figuras geométricas, contrapone lo clásico con lo contemporáneo. Ahora trabaja en su pincel el goce femenino. Erótico pero muy sutil, cuenta. Su propuesta artística le ha permitido ganar varios premios, ser solicitado, vender cuadros. Lo ideal, dice, sería irse al extranjero, como se fueron los de la Generación de Oro, porque acá faltan espacios para exponer, las galerías aún son cerradas.

“Estamos llegando a los 100 años y tenemos que reflexionar sobre toda nuestra historia, los aportes que se ha dado al quehacer cultural del país, pero también es un momento de proyección, de cómo será la escuela de aquí a 100 años”, dice Guillermo Valdizán Guerrero, director de Promoción Cultural de la Ensabap.

En Bellas Artes se está formando un comité para organizar los festejos de su centenario en 2018. No solo estará formado por alumnos y profesores, sino también exalumnos y asociaciones de artistas.

Valdizán cuenta que como parte del proceso de adecuación a los lenguajes artísticos, este 2016 la Ensabap inauguró su laboratorio de fotografía y video, como parte del interés por diversificar lenguajes y técnicas.

¿Qué cambios ha dado la Ensabap el obtener el rango universitario?

Estamos volviendo a trabajar en torno a la formación superior en arte. Primero que se reconozca la profesión artística como una profesión válida, sólida, que tiene mucho aporte en el ámbito de la investigación.

En esa línea, agrega Valdizán, la escuela aspira a fortalecer la malla curricular de sus cinco carreras: Formación Artística y Conservación y Restauración (las carreras más jóvenes), y las ‘clásicas’: Pintura, Escultura y Grabado. Que desde este año, la Ensabap ya ha consolidado la licenciatura dentro de la modalidad de tesis. “Es un aporte muy importante para muchos egresados, les permitirá profundizar sus labores para el ámbito laboral”.

El reto siempre será articular las inclinaciones artísticas con una oferta laboral. Para Valdizán, “es momento de articular la educación superior en arte con formación básica y el campo laboral. Quisiéramos un vínculo más fuerte con el Ministerio de Cultura porque muchos de nuestros egresados trabajan en proyectos del sector”. (José Vadillo Vila).

Datos

La Ensabap fue creada el 28 de setiembre de 1918.

Se fundó para contribuir al concepto de patria y nacionalidad.

Desde 1918, el local de Las Recogidas alberga a la escuela, en el Centro de Lima. (Fuente: Andina)

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