“La libertad de expresión consiste en el derecho de decirles lo que no les gusta a los demás: por eso prefiero mil veces que se bordee el libertinaje a la censura y, por eso, si no te gusta La Paisana Jacinta, pues la ignoras y punto. Es algo exactamente igual que La China Tudela”, refirió.

En su columna en el diario ‘Perú.21’, indicó que Bedoya fue posiblemente el columnista más polémico que haya leído en el diario ‘Correo’ y el único que generaba por sí solo más ventas en el día que le tocaba (un 10% más de ejemplares).

Aseguró que La Ortiga rompía todo lo políticamente correcto y no dudaba en llamar “pollerudos” a los curas, usaba lisuras con estilo, tildaba de “celecanto” (pez fósil) a Raúl Wiener y de “supositorios” a los congresistas izquierdistas, y sugería el uso del napalm contra los violentos.

Mariátegui también narró que Bedoya sostenía que el cardenal Juan Luis Cipriani era ateo y respondía siempre: “Lo que pasa es que tu madre fornica muy mal” (más soez) a quien le escribía insultándole.