1. Los humanos tienen cinco sentidos. Fue Aristóteles quien catalogó que los humanos tenemos cinco sentidos. En realidad, sin embargo, tenemos entre 9 y 20.

2. Somos más artísticos o más racionales dependiendo del hemisferio que domina en nuestro cerebro. Sí, el cerebro tiene zonas especializadas, pero uno de los hemisferios no puede dominar sobre el otro.

3. Las neuronas no se regeneran. Desde los años 90 hay pruebas científicas de que el cerebro tiene capacidad de regeneración gracias precisamente a la neurogénesis.

4. El alcohol calienta. En realidad, el alcohol baja la temperatura del cuerpo. Es peligroso beberlo cuando hace mucho frío.

TE PUEDE INTERESAR: Diez lugares con nombres que te harán reír a carcajadas

5. Las uñas y el pelo siguen creciendo después de la muerte. Un cadáver no produce nuevas células. Lo que pasa es que la piel que rodea las uñas se deshidrata, de manera que estas parecen más largas. Lo mismo ocurre con la piel de la barbilla.

6. El nobel de matemáticas no existe porque la esposa de Alfred Nobel le fue infiel con un matemático. En realidad Nobel tuvo varios grandes amores en su vida, pero nunca se casó.

7. El agua conduce la electricidad. El agua pura es un aislante. Son las impurezas, como las distintas sales que suelen estar en el agua, lo que conduce la electricidad.

TAMBIÉN PUEDES LEER: Los 10 autos más exclusivos de los que sólo se produjo un ejemplar

8. Los toros no distinguen el rojo. Los toros ven el color rojo, pero no les provoca agresividad. En las corridas, atacan por el brillo y el movimiento del capote.

9. Se puede hipnotizar a una cobra con una flauta. Las serpientes no tienen oído externo ni martillo, pero oyen gracias a las vibraciones que llegan a su cráneo y a su piel. Sin embargo, si una cobra mueve la cabeza ante la flauta de un encantador de serpientes no lo hace porque esté hipnotizada, sino porque de esta manera puede observar mejor todos los movimientos del instrumento.

10. No hay que despertar a los sonámbulos. Despertar a un sonámbulo producirá efectos desagradables en el afectado, como cuando nos sacan de un sueño profundo. Aunque es recomendable intentar llevar al sonámbulo de vuelta a la cama ‘dormido’, despertarlo no comporta peligros de infarto ni de coma.