-Los vientos que salvaron la cultura occidental. La supervivencia de la civilización griega se vio comprometida durante las Guerras Médicas. El Imperio Persa estuvo a punto de derrotar a los griegos. Pero el general Temístocles logró alterar el rumbo de la guerra a favor de los griegos gracias a su conocimiento de los vientos locales en la batalla naval de Salamina en el año 480 a. C.

-El primer kamikaze. En el siglo XIII Kublai Kan, la cabeza del Imperio mongol, intentó conquistar Japón en dos ocasiones. Sin embargo, ambas veces su flota fue destruida por fuertes tifones. Los japoneses llamaron a los huracanes que los salvaron ‘kamikaze’, que significa ‘el viento divino’.

-El ‘viento protestante’ que destruyó la Armada Invencible. En 1588 el rey de España Felipe II envió su flota para invadir Inglaterra. Sin embargo, a los ingleses les ayudó la naturaleza: un fuerte viento dispersó los barcos españoles y pocos sobrevivieron.

-La niebla que salvó las tropas de George Washington. En 1776, durante las batallas por Long Island, Nueva York, las tropas de George Washington podrían haber sido derrotadas para siempre. Sin embargo, una espesa niebla le permitió retirar las tropas y reagruparse para proceder con la lucha más tarde por la independencia de su país.

-El granizo que encendió la mecha de la Revolución Francesa. A finales del siglo XVIII Francia sufría de graves problemas económicos, los precios de los productos de alimentación eran extremadamente altos. La situación se agravó aún más debido a una fuerte tormenta de granizo que destruyó la mayor parte de los cultivos. La hambruna consiguiente aumentó el rechazo hacia la clase gobernante, lo que aceleró la Revolución.

-La tormenta que sofocó una revuelta de esclavos. El 30 de agosto de 1800 las personas esclavizadas de Richmod, Virginia, en EE.UU, planeaban levantarse contra sus dueños siguiendo a un hombre llamado Gabriel. Sin embargo, una fuerte tormenta afectó la organización de los conspiradores y les impidió llevar a cabo su objetivo.

-El frío y la invasión de Rusia por el rey Carlos XII de Suecia. En 1708-1709 Carlos XII realizó una campaña contra Rusia con el objetivo de conquistar San Petersburgo y dividir Rusia en regiones pequeñas. Su Ejército fue derrotado por el del zar Pedro I, quien así se mostró como una fuerza significativa. Entre los factores que ayudaron al zar estuvo el crudo invierno ruso, que debilitó las tropas del rey sueco.

-El frío ruso y Napoleón. En 1812, Napoleón Bonaparte, quien lideraba el mayor Ejército conocido por Europa, intentó invadir Rusia en una operación rápida. De hecho, logró invadir Moscú con facilidad; sin embargo, igual que Carlos XII, subestimó el invierno ruso. Las temperaturas de hasta 40 grados bajo cero, para las cuales las tropas francesas no estaban preparadas, causaron muchas bajas en el Ejército de Napoleón, obligándole a retirarse.

-El frío ruso y Hitler. El ejemplo de Napoleón y Carlos XII parece que no impresionó a Adolf Hitler; cuando sus tropas entraron en la URSS, llevaban el uniforme de gala para marchar sobre la Plaza Roja, pero no llevaban ropa de invierno. El famoso frío invernal ruso, junto con las derrotas alemanas en Moscú y Stalingrado, fue un factor decisivo de la Segunda Guerra Mundial.

-El sol de Hiroshima. La mañana del 8 de agosto de 1945 en Hiroshima hacía sol; para EE.UU. era el tiempo perfecto para lanzar una bomba nuclear. Estaba previsto lanzar otra en la ciudad de Kokura; sin embargo, allí estaba nublado. Así las cosas, la otra ciudad en la historia en sufrir el ataque con bomba nuclear terminó siendo Nagasaki.

Fuente: Actualidad RT