Un accidente siempre es de lamentarse, pero es en aquellas tragedias en las que los saldos son cifras tan crueles que dejan ver la absurda fragilidad de la vida. Mujeres y hombres que perdieron la vida cuando iban camino a su trabajo en el tren o en un vuelo de avión.

Sin embargo, por cuestiones del destino, de irresponsabilidad o de un atentado terrorista, estas personas murieron en medio de fierros retorcidos. Lo peor, es que en algunas historias sus cuerpos no han sido encontrados.

Estos accidentes provocaron días de luto en sus países, una revisión de los protocolos de seguridad en el transporte y muchas lágrimas, pero que por otra razón pasaron a la historia como narraciones de terror que lastimaron a pueblos enteros que hasta hoy, no olvidan a sus desaparecidos.

Uno de los más recientes, se registró el 23 de julio, cuando un avión que provenía de Kaohsiung, en el sur de la isla de Taiwán, se estrelló cerca del aeropuerto de Magong, en Penghu, con un saldo de por lo menos 47 personas muertas.

Y el mundo aún no digiere la tragedia del miércoles, cuando este jueves un avión de la compañía española Swiftair, operado por Air Algérie, el cual volaba de Uagadugú, en Burkina Faso, a Argel, se estrelló con 116 personas a bordo.

Fuente: De10.com.mx