Muchos testigos, en efecto, creyeron que había estallado una guerra o que se estaba produciendo un cataclismo capaz de provocar el fin del mundo.

La nube, aunque ciertamente impresionante, era un simple cumulonimbo. Aunque, eso sí, de proporciones gigantescas e iluminado por dentro por una gran cantidad de rayos.

Un espectáculo sin duda sobrecogedor para los millones de pekineses que lo contemplaban, el último jueves, atónitos desde el suelo.

Un cumulonimbo es una formación nubosa que crece verticalmente, formando una espiral alrededor de una columna central de aire caliente que puede elevarse a varios kilómetros de altura.

Estas nubes tormentosas pueden generar rayos, que normalmente brillan en su interior y las iluminan desde dentro, creando auténticos espectáculos de luz y color. Pueden llegar a ser muy grandes, aunque muy pocas veces alcanzan el tamaño que se vio sobre Pekín.