La Vía Láctea, un conjunto de entre 200.000 y 400.000 millones de estrellas, incluido el Sol, tiene una misteriosa neblina, una emisión difusa en microondas, en la región que rodea su parte central. Los científicos lo han visto con el observatorio espacial Planck, pero todavía no encuentran una explicación del fenómeno.

El Planck, de la Agencia Europea del Espacio (ESA), está diseñado para observar la radiación de fondo de microondas, el llamado eco del Big Bang, y medir con alta resolución sus minúsculas fluctuaciones que aportan información sobre el origen de las estructuras del cosmos.

Para ver el fondo cósmicos los expertos tienen que restar de las observaciones del satélite las señales emitidas en primer plano, en la galaxia. Pero esas señales, como la emisión de la neblina o el monóxido de carbono, también aportan información de primer orden. Para discutir los resultados de la misión, que cumple ahora sus primeros mil días en el espacio, los expertos se reúnen esta semana en un congreso internacional que se celebra en Bolonia (Italia).

Un telescopio espacial anterior, el WMAP de la NASA, había encontrado indicios de la neblina de microondas en la región central de la Vía Láctea, pero no estaba claro, dicen los expertos de la misión de la ESA. Ahora, con los nuevos datos del Planck, queda claro que esa bruma de microondas real, que está ahí, pero los científicos no encuentran aún una explicación satisfactoria de su origen.

Parece ser emisión sincrotrón, que se produce en el cielo cuando los electrones acelerados en explosiones de supernova atraviesan campos magnéticos. Pero la neblina del centro de la Vía Láctea tiene características diferentes de las de la emisión de sincrotrón conocida ya en toda la galaxia. Habría varias explicaciones posibles para el nuevo fenómeno: desde una tasa mayor de explosiones de supernova en la región central, hasta vientos galácticos o incluso aniquilación de partículas de materia oscura, resumen los expertos de la ESA.

Fuente: El País